09 septiembre 2008

Yo no tengo la culpa, es el gen!!

Aparentemente habrian encontrado un gen, que seria el causante de la infidelidad de los hombres, asi que para todos aquellos infieles ya tienen una excusa por lo menos comprabada cientificamente.

"Los hombres tienen más probabilidades de ser dedicados y leales maridos cuando les falta una variante en un gen que es protagonista en la actividad cerebral". Así abría un artículo de primera plana para dar cuenta de un descubrimiento científico. Esa era la frase inicial de una nota de The Washington Post. La ciencia ha logrado detectar razones que influyen directamente en la vida normal conyugal y en la práctica de la monogamia. El influyente medio de prensa estadounidense dedica además por entero la segunda página, ofreciendo un relato pormenorizado de las exitosas investigaciones realizadas por científicos del Instituto Karolinska de Estocolmo, que acaban de conocerse.

DANIEL HERRERA LUSSICH EN WASHINGTON | CORRESPONSAL PERMANENTE

¿Es usted feliz en su matrimonio o en la vida de pareja? ¿Es polígamo habitual? ¿Siente un sentido especial que lo hace buscar otra mujer? Éstas y un sin fin de interrogantes más plantean científicos de Suecia y de EE.UU.

En busca de datos para ampliar la información que despertó enorme curiosidad y cayó como un detonante en los ambientes científicos de este país, El País logró una primera y rápida impresión de sociólogos y sicólogos de tres universidades, una de ellas la de Emory, Massachussetts (que había llegado a un resultado bastante similar en cuanto a la elección o no de una pareja permanente, hace pocos años, pero llevada adelante en investigaciones con ratones), otra la Internacional de Washington y una científica encargada de atender a la prensa de la Universidad de Harvard. Todos coinciden en el valor de la experiencia, casi unánimemente como un paso adelante en la búsqueda de las causas del autismo y la fobia social.

El descubrimiento permitió a los expertos suecos aventurar que dos de cada cinco hombres detentan el gen o alelo 334, que los pone en los riesgos de problemas conyugales o directamente en el camino al divorcio.

En cambio, la sorpresa surge en la búsqueda del mismo problema en la mujer. No se da. El estudio efectuado con personas del sexo femenino no permitió detectar el gen 334 y sus efectos de resistencia a una relación social permanente.

El portavoz del Instituto Karolinska, el genetista del comportamiento humano Hasse Waslum, reafirma la importancia del alelo 334. "Las mujeres casadas con hombres con una o dos copias del gen mencionado, fijando una puntuación de acuerdo con sus respuestas sobre si estaban conformes con la relación marital, la misma es verdaderamente inferior a la de aquellas que tienen como pareja a hombres sin el alelo".

¿La existencia del gen en cuestión es factor fundamental en la discordia en la vida en común de hombres y mujeres? Para Waslum es especialmente importante, pero no es una "condición sine qua non para un mal comportamiento conyugal". El especialista destaca que no hay duda que confluyen otros factores que inciden en la relación, aunque está demostrado que los portadores de esos genes encabezan los estudios de infidelidad conyugal y de la poligamia.

Independientemente de factores genéticos pesan, sin duda, niveles culturales, la religión, antecedentes familiares y otros condicionantes, aunque las pruebas científicas han sido casi concluyentes.

El trabajo se realizó en base a 1.100 parejas heterosexuales y se comprobó que una hormona en el cerebro de los hombres, conocida como Vasopresina, cuando aparece el gen o alelo 334, se ve afectada y desata una resistencia social a la monogamia. Y se dio esa resistencia a la constancia y buena relación social en el 40% de los casos de la muestra realizada en el instituto sueco.

Pero no siempre se comprueba el mismo proceso en un 100%, aunque los resultados dejan ver que el gen 334, tiene un porcentaje mucho mayor en la buena o mala relación de la pareja. En el estudio de Estocolmo, el 15% de los hombres sin el alelo mostró perturbaciones en su relación matrimonial, mientras que se marcó la diferencia con los poseedores del gen, un 32% exhibía su discordia con la compañera.

Apenas trascendió la explosiva noticia sobre el descubrimiento, altos voceros de la Universidad de Harvard difundieron que, a través de un largo experimento llevado a cabo con moscas y ratas, habían descubierto 30 genes, que determinan el comportamiento sexual y social.

Catherine Dulac, investigadora del mencionado centro de estudios de Boston, declaró a los medios, entre ellos a El País, que "el estudio realizado con animales sólo puede explicar en parte el comportamiento de resistencia al relacionamiento social. No sólo depende de la genética, también tiene enorme influencia el medio ambiente en el cual se vive o se ha vivido en la juventud".

¿Es un argumento sólido para la infidelidad tener el cuestionado gen en el cerebro? "Es un factor que confluye en el irregular comportamiento, pero no es decisivo", sostiene Helen Fischer, una antropóloga biológica de la Universidad americana de Rutgers, de Georgia. "Conociendo que hay eslabones débiles en nuestro sistema biológico, por lo menos, se puede ayudar para superarlos. Un hombre que sabe que tiene ese gen en su cerebro puede manejar o utilizar su conocimiento y carácter para hacerle frente y resistir esa inquietud que hace temblar el matrimonio o la relación de pareja", afirma.

La neurocientista Geer de Vries, de la Universidad de Emory, saludó la noticia. "Encaja perfectamente en el trabajo que hemos llevado a cabo aquí, dónde se muestra que la Vasopresina desempeña un rol mucho más clave en el cerebro de los hombres que de las mujeres y permite extraer un paralelo entre el estudio de Estocolmo y la investigación sobre las causas de trastornos como el autismo. Si nos fijamos en lo que es más prominente en los niños con autismo, es la gran diferencia en la conducta social y que se da mucho más en los varones que en las niñas".

Para Fischer, el descubrimiento tiene enorme valor científico, pero no es "una patente para exclamar: ¡mi ADN me permite ser infiel! El alelo 334 puede ser relativamente dominado, es como el caso del alcohólico que contrae matrimonio y enmienda o cura su vicio".

Alelo 334, el del adulterio

Parece que la infidelidad de los hombres es una cuestión de genes y que la culpa sería de la vasopresina, una hormona que se produce naturalmente, por ejemplo, con los orgasmos. Por eso hay que dudar de los hombres dotados de esa variante del gen para tener una relación estable. Es la primera vez que se asocia la variante de un gen específico con la manera en que los hombres se comprometen con sus parejas, explicó Hasse Walum, uno de los responsables del estudio. La investigación se hizo en cinco años entre más de mil parejas heterosexuales que confesaron si eran felices, cómo era su convivencia, si se reían y besaban seguido y sobre el futuro de la relación. Resultó que los hombres con el alelo 334 (2 de cada 5 en esta investigación) afirmaron tener lazos menos fuertes con sus esposas y, además, ellas reconocieron no sentirse tan satisfechas como las casadas con hombres sin esa variante genética.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay un libro titulado "El gen egoísta", nada que ver con el post, pero está bueno ¬¬